jueves, 27 de marzo de 2014

"Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros"

Días raros. Despiertas con sensación de no haber descansado. El espejo no miente, desnuda tu interior. Mejillas sin su habitual color rosáceo. Ojos picajosos, más cerrados que abiertos. Bajo éstos,  la tez hinchada y violácea. Hombros caídos, dolor lumbar y cervical. No apetece sonreír. Apartas la mirada del espejo y tu cerebro manda orden a tus pies para que se dirijan a la cocina. Una vez allí, hierves agua para preparar el rutinario té. Abres la bolsa de pan de molde integral, prendiéndose tu ansiedad ante la dificultad para abrir el maldito alambre blanco que lo protege. Retiras el pan y lo introduces en la tostadora. Ya ni te esfuerzas en colocar el alambre de nuevo en la bolsa, haces un nudo y lo olvidas. Escoges un plátano del frutero y lo comes con desgana. Recuerdas las tostadas... suspiras cabizbaja y maldices tu cabeza. Adiós tostadas!.... El día no ha comenzado bien.Nada bien. Pero tampoco te esfuerzas por cambiarlo. Te limitas a circular por casa arrastrando los pies, ensuciando los calcetines y no dejando de pensar en lo que te agobia todo. Incluso la presente situación. 

Adoptas esa actitud durante todo el día. Derribando todo lo que encuentras a tu paso con la cara de perro que llevas. Nada te sirve. Todo te quita las ganas de cualquier plan posible. Caes en la dinámica del pesimismo. Te destrozas los dedos de las manos con los dientes.... ansiedad 1- Amanda 0. Ansiedad 2- Amanda 0... y así hasta mil.
En un momento de lucidez , la tontería que tienes encima colisiona con tu oportuno sentido común, quién te dice al oído que no se ha inventado un jarabe para los días raros. Pero que sí existe una fórmula no secreta para frenar la situación. Sólo que para ello, el requisito imprescindible es, querer frenarla.  Tener ganas de.

Despúes de todo ese día y de un par de horas cargadas de sentimiento de culpabilidad, despiertas de tu agujero negro de lo raro, al comprobar que tu estado anímico se contagia impidiendo la felicidad de otros. Y aveces, pensar que por ti mismo no frenarías la situación es duro. Pero cuando tienes razones, en este caso una enorme razón; vale la pena sonreír para contagiar esa sonrisa.

And after all you are my wonderwall.

"Quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos".........................................

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