miércoles, 20 de diciembre de 2017

Primeros pasos

En dos noches me había vaciado de lágrimas. En dos noches había experimentado un millón de sentimientos a la vez. En dos noches eternas en las que vomité todo lo que de ti quedaba.
Llegó el insomnio, la inapetencia, el duelo y la ansiedad. Pero así como llegaron, no tardaron en irse. Te luché con tu propia medicina,  porque al fin y al cabo dejaste huellas de paz en mí. Dudé de ese nosotros del que nunca antes lo había hecho. Dudé hasta que perdí la razón y la volví a encontrar en esas mismas dudas.
Te vi en recuerdos amargos y en mis sueños más tristes. También en la decepción y en la cobardía despúes de pedir unos brazos que te liberaban de la culpa. Cerraste la puerta y sellaste los labios. Hacía tanto que no éramos que me había olvidado de ser. Hacía tanto que me ocultaba bajo las responsabilidades que lo último que deseaba era sufrir un giro de 360 grados, una sacudida de pies a cabeza que me agitara los esquemas sabiendo que no habría vuelta atrás.

martes, 19 de diciembre de 2017

La culpabilidad

Lo buscaste durante años,
lo veías tan lejos, tan fuera de tu alcance
que apretabas los puños con desesperanza.

Quisiste rozar la perfección
olvidando que lo realmente perfecto
es no serlo.

Olvidaste el calor de tu propio cuerpo
intentando incendiar el hielo, su hielo.
Trazaste historias de un futuro borroso.
Las trazaste aún siendo consciente,
las tejiste alrededor de su cuello
que hacía inviernos que no te pertenecía.

Quisiste silenciar los vacíos
con promesas escurridizas
y quisiste ahogar los errores del ayer
con los aciertos del hoy.

Tu propio verdugo tú.



lunes, 18 de diciembre de 2017

Motivos de papel


Cuando sabes que lleva tiempo lloviendo dentro y que arrastras los pies por los recuerdos para no tambalear. 
Cuando la pasividad se ha instalado pra quedarse y te conformas con la estabilidad que sostiene tus metas y abandonas tu propia magia.
Cuando sientes hielo en la piel y en los labios y no dejas de mastichar escarcha e incluso encierras las estrellas aún sabiendo que apagas su luz. 
Cuando ni las cuatro paredes que te arropan son suficientes... Cuando solo el sueño es casa, consuelo y venda en los ojos. Cuando cayó el telón, ahí la vi de nuevo en el final de sus principios, ahí rota en entereza. Tan duramente frágil, tan dulcemente irada, tan injusto.
Había entregado hasta sus últimos peros mendigando caricias vacías. Hubiera hipotecado su vida si otro no hubiese puesto ese punto y final. Hubiera cometido un crimen contra su felicidad adornando su mente con falsas verdades fruto de su conformismo intermitente. Se hubiera estrellado más temprano que tarde. 

He vuelto a ese lugar

No puedes evitarlo y recuerdas con excesiva nitidez tu cara oculta entre tus manos empapadas de lágrimas. Las sábanas, los recuerdos, el fut...