domingo, 27 de mayo de 2018

He vuelto a ese lugar

No puedes evitarlo y recuerdas con excesiva nitidez tu cara oculta entre tus manos empapadas de lágrimas. Las sábanas, los recuerdos, el futuro, las ilusiones...todo encharcado y sin consuelo. Sientes que  tienes la inmediata obligación de ser la más fuerte del mundo porque no te mereces ni un ápice de ese dolor que te sacude. Ni siquiera cuando toca sufrir te lo permites. Te apetecería correr en línea recta y gritar lo mucho que te ha decepcionado la vida. Querrías no dejar ni un solo títere con cabeza. Culparías hasta la última gota de esperanza que los sueños de papel te sontenían. No soportas el frío con el que caminas, no sabes vivir a medias por eso te hieren reiteradamente. Darías hasta el último aliento por salvar algo que no tiene cura. Vives intentando reconstruirte cada día. Buscas esa utópica versión perfecta de las personas en ti misma. Buscas hacer realidad en ti lo que te gustaría encontrar en alguien. A veces terminas tan exhausta que no encuentras nada más que dudas y vacíos en lo que te rodea. Ya no lloras como antes porque lo has eliminado de tu rutina a base de decisiones inmeditadas y jarrones de fría realidad. Ya solo lo haces cuando quieres y no cuando lo necesitas. La verdad es que ya no sabes cuando realmente lo necesitas.

Siento que la vida va a atropellarme una vez más. Que ya no me creo nada que venga con un envoltorio de seda brillante. Que los espejismos plagan la Tierra para poder sonreir sin miedo. Que para ser felices, muchas veces hay que cerrar los ojos con fuerza. Que una persona si realmente quiere hacerse hueco en tu vida, buscará la manera de hacerlo y si no lo hace es que no tenía cabida en ella. Estoy aburrida de conocerme con luces y sombras, en blanco y negro y a color, en sepia y hasta con los filtros del instagram... que ya no importa que el viento me despeine si solo en mi mano está conseguir que me acaricie. Que hoy he vuelto a ese lugar y vuelvo a doler.


martes, 15 de mayo de 2018

De los finales de un martes cualquiera

Son exactamente las 20:59 y acabo de apartarme el pelo de la cara que el viento me ha arrojado de manera completamente esperada. Estoy en la Ciudad de la Cultura después de un largo día cargado de estudio y trabajo. Y es que refugiarme entre estas piedras se ha convertido en el mejor de mis respiros. Llevo café hasta en el cuello de mi camisa azul a rayas blancas. Llevo la sonrisa puesta aunque mis labios están un tanto mordidos  siendo el fiel reflejo del estrés que me inunda cuando me preparo para los juegos del hambre de la universidad a distancia. Llevo el cansancio en los ojos y en mis extremidades, pero también llevo pensamientos y muchas ganas de leerte desde tu última conexión a las 16:00 de la tarde. Estoy frente al sol que comienza a bajar tímidamente. Estoy sola, respirando y dejándome llevar por lo que implica estarlo. Tengo mis gafas de sol puestas, yo, que me suelo avergonzar al ponerlas por si resulta excesivamente pretencioso. Ahora, tras escribir esta estupidez, acabo de percatarme de lo injusto y ridículo que es ese pensamiento. Acabo de comprender que son esas "pequeñas" cosas las que me privan de libertad.

Estoy sola y el viento no es precisamente cálido, de hecho tengo las manos frías pero aquí sigo sentada preguntándome por qué he tardado tanto en llegar a este punto en el que estoy y soy. No tengo rabia, ni me siento frustrada, podría decirse que floto en mi propia paz... le quedan apenas unos instantes a la puesta de sol, han pasado unos treinta silenciosos minutos ahí fuera. Ya puedo irme a casa.

lunes, 14 de mayo de 2018

Tanto por decir.

No con todo el mundo se brilla con la misma intensidad.
No con todas las personas se disfrutan los silencios ni se vuelve permanente la sonrisa.
No con cualquiera aceptas que enloqueces y que necesitas suspirar profundo.
No con todo el mundo, pero sí contigo.

jueves, 10 de mayo de 2018

Alejando primaveras

Y me dio por pensar allí sentada entre mis canciones recién grabadas y mi cabeza en pausa meditada. Y me abrazó la inestabilidad por unos segundos, esa que dedicí alejar taxativamente a golpe(s) de realidad.
Me acordé de la promesa que me había hecho aquel jueves. De los brindis cargados de valentía y decisión, de las noches de insomnio y de guerra continua con la decepción. Me atravesó el miedo a unos labios de terciopelo que suenan a verdad, a unas pupilas edulcoradas que crean adicción. A sentirme como una niña cada vez que me retas y me coges de la mano con firmeza. A perder el control en tus gestos y en tu risa. A querer soñarte cada vez que cierro los ojos. Y me acordé de como te colaste entre mis promesas aquella noche y de como vas destruyendo barreras sin ni siquiera pretenderlo.

Puede ser que tengas magia en la mirada y que tu piel invite a acariciarte sin fecha de caducidad, puede ser que tenga tus lunares clavados en mis retinas, y que tu olor haga que mis instintos se incendien...puede ser que seamos o que dejemos de ser, pero pase lo que pase mañana, habremos tenido hoy.

He vuelto a ese lugar

No puedes evitarlo y recuerdas con excesiva nitidez tu cara oculta entre tus manos empapadas de lágrimas. Las sábanas, los recuerdos, el fut...