miércoles, 5 de marzo de 2014

De lo tangible a Lo intangible

Siempre suena esa canción de fondo. Lo intangible dentro de lo tangible; sus sentimientos. Seguros, constantes, se superan a ellos mismos cada día que suma el calendario. Llueva o llueva.  Llueva más o llueva un poco menos. Incluso en esas contandas veces en las que en un largo invierno gallego se le ocurre a la lluvia cesar.

Fenómeno "lo que no podemos ver no puede existir", "ver para creer". Ver para sentir.
se ve el sol; se sienten en la piel sus rayos, se ve el mar, se siente su temperatura. Soportable en los pies, en las piernas. Asciende hasta rozar la línea del ombligo y la respiración se entrecorta. Lo sientes, sientes el mar. Tienes y sientes la certeza de su existencia. Tangible desembocando en intangible. Sensación: consecuencia de percepción. Una concatenada en la otra.

Llegan y se manifiestan a través de un cuerpo, se accionan sin la necesidad de pulsar un botón. Inconscientes somos del instante en que nos atraviesan, del momento exacto en el cual se instalan dentro. Seducen el interior desde el exterior. Con la brisa de un aroma adherido a su piel, con una linguística con una propia anatomía, con una suavidad y una aspereza dignas de contraste. Con el poderío de lo no verbal en un porcentaje del 93%. Definido por unos como magia y por otros como locura.

El deseo de que esa magia o locura explicable, como así lo llaman en la tierra de lo científicamente probable, se perpetúe en mi, crece con ambición. Deseo de conectar, de restar grabado en la memoria imborrable de mi sistema operativo infinito. Que en caso de existir un mundo a las afueras de la ciudad llamada vida, esa memoria me acompañe.

Son los más intangibles, y por los que en el momento álgido de su existencia, cortaríamos hasta el cuello. No los vemos físicamente. No tocamos las piernas del amor, ni podemos tocar los labios de la pasión. Nos ofrecen un cuerpo para alcanzarlos. Muchos creen llegar a esa conexión que va más allá de lo carnal, pero se trunca dicho pensamiento con las campanas que les golpean la cabeza y les devuelven sus pies a la tierra, con un doloroso adiós.





De mis ganas de conectar más allá de la simplicidad de lo tangible.
And after all you are my wonderwall.





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