Se reincorporó de golpe, y se miró al espejo. La primera imagen que identificó fue la de su cara manchada en experiencias pasadas. Lo segundo ... imaginó su cara a día de hoy con las experiencias en blanco. Reflexionó, y llegó a la conclusión de que la segunda imagen hablaba en silencio. Un vacio. Ni siquiera estaba ella allí. Mientras que la primera, aún siendo dolorosa, dado el momento de flaqueza... hablaba en silencio también. Pero de esos silencios que lo dicen todo y más. Silencios rabiosos, frustrantes, nerviosos, melancólicos, tristes... pero al fin y al cabo , SUYOS. Además, no todos guardaban letras mal trazadas.Muchas de ellas estaban perfectamente dibujadas sobre su folio. Ella era, en todo momento, muy consciente de que tanto unas como otras habían sido escritas por alguna razón. Se lo habían ganado a pulso o habían perdido su hueco con gran decepción.
Pestañeó. Una, dos, tres... cuatro veces seguidas...se soltó el pelo y lo metió por detrás de las orejas, se frotó los ojos con los dedos escurriéndolos por sus mejillas y bostezó...
¿Qué pasó con los cajones abiertos?....
Los volvió a cerrar con la esperanza de que el día que los vuelva a abrir pueda vaciar alguno de ellos.
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