viernes, 7 de marzo de 2014

Diógenes de recuerdos.

Aquella noche entendió que todavía guardaba demasiada materia inservible en aquellos cajones. Así que, inicialmente, los abrió y comenzó a observar todo lo que contenían, analizándolos uno por uno a la par que iba experimentando diferentes emociones. Malditos cajones... estaban tan abiertos en aquel momento, la materia no hacía más que mirarla a la cara, desafiándola, burlándose de las fuerzas que le habían faltado para deshacerse de ella en el ayer. ...Alzó la vista un segundo mirando hacia la nada con los ojos, pero a la vez mirando con el corazón y la mente a lo ya vivido. Y, suspiró. Nada más que eso hizo? ...soltó el aire y se recostó sobre el respaldo de la silla. Puso música de esa que te genera una explosión de sinceridad con tu yo más profundo, y suspiró unas tres veces más.

Se reincorporó de golpe, y se miró al espejo. La primera imagen que identificó fue la de su cara manchada en experiencias pasadas. Lo segundo ... imaginó su cara a día de hoy con las experiencias en blanco. Reflexionó, y llegó a la conclusión de que la segunda imagen hablaba en silencio. Un vacio. Ni siquiera estaba ella allí. Mientras que la primera, aún siendo dolorosa, dado el momento de flaqueza... hablaba en silencio también. Pero de esos silencios que lo dicen todo y más. Silencios rabiosos, frustrantes, nerviosos, melancólicos, tristes... pero al fin y al cabo , SUYOS. Además, no todos guardaban letras mal trazadas.Muchas de ellas estaban perfectamente dibujadas sobre su folio. Ella era, en todo momento, muy consciente de que tanto unas como otras habían sido escritas por alguna razón. Se lo habían ganado a pulso o habían perdido su hueco con gran decepción.

Pestañeó. Una, dos, tres... cuatro veces seguidas...se soltó el pelo y lo metió por detrás de las orejas, se frotó los ojos con los dedos escurriéndolos por sus mejillas y bostezó...

¿Qué pasó con los cajones abiertos?....

Los volvió a cerrar con la esperanza de que el día que los vuelva a abrir pueda vaciar alguno de ellos.



And after all you are my wonderwall.




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