Háblame
de lo que sientes cuando te ruborizas sin razón.
Háblame
del paralizador miedo al fracaso, del dejar de hacer por el temor a.
Háblame
de los sueños que no se recuerdan.
Háblame
de lo que sucede cuando mezclas nostalgia y alcohol,
rabia
y descontrol,
besos
sin receptor,
y
sábado con despertador...
Háblame
de la fe en las personas, de la plenitud al creer en algo tangible.
Háblame
de las miradas que se encuentran.
Cuéntame
lo que se esconde tras tu sonrisa imperfecta, tras tu constelación
de pecas y tras tus dedos erosionados por los golpes de la ansiedad.
Déjame
fantasear en el universo de tus pensamientos, en tus canciones
favoritas y en los deseos dispersos de un diente de león.
Déjame
emborracharte de dulzura, hacer que olvides las inseguridades
copiosas y que te liberes del "querer hacer lo correcto"
como forma de vida.
Deja
que se muestre tu ingenuidad. Que la inocencia baje porque sea la
experiencia quien suba.
Deja
que los silencios ruidosos se conviertan en tranquilos. Que lo
perenne del dolor se torne en caduco, y que lo utópico haga acto de
presencia al menos en tus sueños.
Déjate
ser tú.
And
after all you are my wonderwall.
No hay comentarios:
Publicar un comentario